JUN
Hoy cerramos un curso muy especial, lleno de creatividad, aprendizaje y manos manchadas de arcilla.
Como última actividad, nos enfrentamos a algo inesperado: una de nuestras piezas explotó en el horno. Pero en lugar de frustrarnos, decidimos convertir ese "accidente" en una oportunidad. Entre todos, pieza a pieza, reconstruimos su forma, dándole una nueva vida. Cada niño y niña aportaron todo de ellos y devolvieron el sentido a lo roto.
Para nosotros este gesto simboliza mucho más que una reparación: nos recuerda que el arte, como la vida, no siempre es perfecto, pero que con colaboración, cariño y esfuerzo, todo puede volver a construirse y que lo más bonito, muchas veces, nace de lo inesperado.
Gracias por formar parte de este viaje. Nos llevamos no solo las piezas que hicimos, sino también los recuerdos, amigos, las risas compartidas y el orgullo de haber creado juntos.